Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

22 de septiembre de 2017

QUE EL MAL NO OS PIERDA ETERNAMENTE



Hijos Míos, Soy Jesús de Nazaret quien os habla, vuestro Redentor y lo hago con inmenso amor.

Sé que muchos de vosotros aflojáis en la fe cuando veis tantas catástrofes actuales en las que mueren muchas personas y otras tantas quedan heridas.  Pero hijos, si vierais lo terrible que es la catástrofe del pecado en el alma, las catástrofes naturales no son nada comparadas con las del alma, porque el pecado os hace esclavos al perder la gracia santificante y os convertís en siervos de Satanás. Yo, Jesús, os hablo.

Si a vosotros en la Tierra os hace sufrir ver las catástrofes espantosas que suceden, nosotros en el Cielo tenemos que sufrir el horror acérrimo que es un alma en pecado y lo que pierde, porque si os vierais el alma tal y como Yo la veo cuando estáis en pecado, entonces no podríais soportar su visión. Lo terrenal, terrenal es, pero lo espiritual al Cielo pertenece y perder el Cielo no es lo mismo que perderse un edificio. Yo, hijos Míos, he de daros signos para haceros ver que tenéis que limpiar el alma de inmundicia y volveros a Dios, porque no hay mayor desgracia ni siquiera miles de catástrofes juntas, que la de perder el alma eternamente. Yo, Jesús, os hablo.

No aflojéis vuestra fe cuando veáis u oigáis desastres naturales, más bien, reflexionad sobre vuestras vidas y analizad si vivís de acuerdo a las leyes de Dios, porque si no es así, entonces en vuestro interior estáis viviendo -y no lo sabéis- la mayor de las calamidades. Hijos, rechazad el pecado y las consecuencias que ello trae. Sed auténticos cristianos no solo un día sino todos los días de vuestra vida y, rogad por los que mueren en esas catástrofes para que Mi misericordia les alcance para toda la eternidad. Yo, Jesús, os hablo.

Sé que muchos no entendéis lo que sucede, pero aun en las grandes desgracias Mi bondad y misericordia están presentes, porque Yo Soy un Dios de amor y hago o permito todo para el bien de las almas. Y si hay alguien que se le debilita la fe ante los terremotos y huracanes, hay otros muchos que se les enciende más porque ellos tienen el temor de Dios y creen en Mi justicia, la cual hijos, no debéis de olvidar. Yo, Jesús, os hablo.

Sed almas santas y personas de compromisos espirituales, para que algún día recojáis los frutos de vuestras buenas obras. Sed fieles al Evangelio y a Mi doctrina, Yo vine para enseñaros el verdadero camino hacia el Cielo y vosotros lo tergiversáis y lo adaptáis a vuestros vicios y conveniencias, pero a Mí no Me podéis engañar porque Yo veo los corazones tal cual son y no Me podéis enmendar la plana. Yo, Jesús, os hablo.

Así que hijos, permaneced en Mi amor (Jn 15, 9-11) y no os apartéis de Mí, siendo perseverantes en los Sacramentos y fieles a Mis enseñanzas y ejemplo, para que el mal no os pierda eternamente. Esto no quiere decir que no tengáis sufrimientos de una índole o de otra, quiere decir que vuestra fe y vuestras obras buenas os salvaran. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








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