Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

20 de septiembre de 2017

REFUGIAOS HIJOS, REFUGIAOS EN EL CORAZÓN INMACULADO DE MI MADRE



Hijos Míos, vosotros que os quejáis de sufrimiento, de cruces, de pruebas, ved que Yo os dejado un legado que es un tesoro y que no hay otro comparable a él. Yo, Jesús, os hablo.

Refugiaos hijos, refugiaos en el Corazón Inmaculado de Mi Madre. Ella es refugio de pecadores y consuelo de los afligidos. Ella os espera y desea ayudaros en todo. Acudid a Ella con el deseo y la fe de que nadie como Ella os ayudará. Porque Ella es Madre, la Madre más santa de todas las generaciones, y una madre, nunca abandona a sus hijos pero mucho menos en la tribulación.

Lo que os pasa que os falta fe en Ella y perseverancia. Si acudís a Ella y las cosas no os salen como desearais, aceptadlas tal cual, que Yo Dios Altísimo tengo Mis momentos que nada tienen que ver con los vuestros. Confiad hijos, confiad en que ni Mi Madre ni Yo os vamos a abandonar, pero tampoco seáis vosotros los que nos abandonéis, porque deseáis que las cosas sean tan pronto como las pedís, y Yo tengo Mi tiempo y Mis planes, que siempre son más beneficiosos que los vuestros. Yo, Jesús, os hablo.

Es precisamente cuando las cosas no os salen  satisfactoriamente como desearais cuando tenéis que hacer uso de la fe y creer que aun así, que aunque las cosas sean oscuras por las circunstancias, Yo hijos Míos, no aparto Mi mirada de vosotros y a todos os amo con verdadera locura. Esto es lo primero que tenéis que creer: que os amo. Que Me importáis mucho más de lo que os importáis a vosotros mismos. Que Mi amor es inmutable y que si en las dulzuras o bendiciones que os doy creéis en este amor, también tenéis que seguir creyendo en la amargura, porque amarguras pasamos Mi Madre y Yo y ni un momento dejamos de creer en el amor del Padre Celestial. Yo, Jesús, os hablo.

Si un alma Me tiene fe en la consolación y ello Me alegra, mucho más Me alegra y Me consuela cuando Me tiene fe en la amargura, además Me repara sus pecados e imperfecciones. La fe es el don que más Me tenéis que pedir, porque la fe, hijos Míos, mueve montañas, y puede cambiar la oscuridad en una luz deslumbrante. Que tengáis Mi paz y la tengáis en abundancia, porque no deseo para nada amargaros la existencia, lo que deseo es que os salvéis y lleguéis a la eternidad. De ahí, que tenga que intervenir con hechos que no entendáis y que creáis que os son adversos. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








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